viernes, 24 de agosto de 2007

TROZOS DE VIDA 1

Cuando niño soñaba correr detrás de una pelota, ser un gran deportista, trepar por las montañas, nadar en los ríos, saltar muy alto. Dicen que el inicio de toda gran empresa es un sueño, sueño que luego se hace realidad, muchos de los míos se cristalizaron otros quizá nunca. Intentaré ir desde el principio. Mis padres contrajeron matrimonio en el año de 1957, en una antigua iglesia de Lima, la iglesia de la Virgen de Monserrate; todos presagiaban un matrimonio feliz y sin problemas mayores, pues sabían del amor que se profesaban Delia y Federico, mis padres. A los tres años nací yo, un 16 de mayo de 1960, en una época en que la situación económica no era de las mejores, pero de todos modos siempre hubo la alegría de la llegada del primer bebé dentro de la familia, el primogénito, vaya responsabilidad con la que nací. Pero como en este mundo nadie puede asegurarse la felicidad y ni todo el oro del mundo la puede comprar, la dicha de mi nacimiento sólo duró seis cortos meses, pues a esa tierna edad, aún estando vacunado contra ella, adquirí el temible virus de la poliomielitis, bueno, son cosas de la vida. Nadie se hubiera imaginado aquel trágico suceso. Fue un 18 de octubre de 1960, la fecha en que se presentaron los primeros síntomas. El día 26 del mismo mes, por temor a que yo pudiera morir se me hizo un bautizo de emergencia, llamémosle “pre - mortis”. El día 28, dos días después, se confirmó el diagnóstico y se declaró definitivamente la enfermedad, no era otra cosa sino poliomielitis. Vinieron luego días de angustia terribles, mis padres sintieron que el mundo se les venía encima, todos los sueños que se habían hecho en aquel entonces se desvanecieron y se convirtieron en pesadillas. Se recurrió a especialistas pero siempre se obtenía el mismo resultado negativo, ya nada se podía hacer, se recomendó terapia física, rehabilitación y una buena dosis de resignación. Se contrató a un terapista físico para que me diera masajes en casa todos los días, sin embargo era como si el destino se hubiera ensañado con mi familia, pues mi viejo, textil de ocupación, perdió el trabajo casi por dos años consecutivos, mi madre llegó a perder la fe en Dios pues no podía comprender el porqué le había enviado una prueba tan dura y tan injusta.

1 comentario:

jazmin jareth dijo...

ola profe soy jareth de 2do del kole san benito, esta chevere su blog y me gusta bastante el contenido...

MUSICA DE VILLA EL SALVADOR