viernes, 7 de setiembre de 2007

LA DIFÍCIL TAREA DE SER UN PAPÁ TOPO



Si me hubieran dicho lo difícil que es ser un papá topo, no piensen mal, igual me hubiera casado y tenido topitos, pero si me hubiera preparado mejor para que no me tome tan de sorpresa.
La tarea puede ser tan grata (como ingrata a veces), pero la satisfacción finalmente siempre es mayor, al menos en mi experiencia, no se como será en las demás especies de esta cruel jungla (de cemento).
Lo realmente interesante es como uno va adquiriendo otras facetas: la de psicólogo, de profesor, de médico, de payaso o malabarista (cada pirueta que hay que hacer para que coman o dejen de llorar), sacerdote, superespía (sobretodo cuando son adolescentes o jóvenes), todo eso sin dejar de mencionar la de cantante o bailarín, a veces policía o juez, y en ocasiones cancerbero (busquen el significado), entre otras muchas que se me quedan en el teclado.
Al lado de mamá topo pasan la mar de angustias, por las notas del colegio, que la conducta en el aula, que los amigos en la calle, si son mujeres y adolescentes, que los lobos al acecho, y si es varón, que cuidado con los topos gays, el asunto es que estas, las angustian, no se acaban, más aún si tienes una vocación de PADRE TOPO con mayúscula, hasta los 30 o 40 años, aunque haya matrimonio e hijos de por medio, puedo exagerar pero lo que trato de decir es que la preocupación de padre es muy fuerte e imperecedera (acuerdense de los hijitos o hijitas de mamá).
Es necesario para ser padre topo no perder la objetividad, (muy difícil de hacer) y recordar que uno también sigue siendo, o lo fue hasta muy poco, hijo también. Recordar lo que fue nuestra infancia , adolescencia y juventud pero como hijos, despojándonos por un momento del rol de padre topo.
Sin temor a equivocarme, somos los padres los llamados a dar ese paso para acortar la tan mencionada brecha generacional, pues es más fácil recordar el haber sido hijos, que para los chicos el ponerse en el lugar de los padres (cosa que aun no han experimentado) eso a lo que se llama empatía.
Cometí muchos errores y aciertos en mi vida de padre topo, algunos fueron de cal otros de arena, pero siempre con la intención de ser un buen padre topo. Reconocer y asumir los propios errores es el primer paso para llegar a serlo, reconocer que no lo sabemos, ni hemos vivido todo, como para dar lecciones infalibles. Pero el paso más importante que hay que dar es el de escuchar, escuchar y escuchar, y como los topos somos medio ciegos, por eso de la oscuridad de nuestras cuevas, tenemos muy desarrollado el sentido del oído, así que sabemos escuchar.
Bueno pues, este granito de arena lo comparto con todas las demás especies del reino animal e inclusocon los humanos. Pobrecitos ellos,ellos si tienen serios problemas para la escucha, y creo que para el habla también.

MUSICA DE VILLA EL SALVADOR